De los vikingos a los cruzados
¿ Te gusta recogerte en lugares sagrados bajo la delicada luz de las vidrieras y el frescor de las piedras milenarias ? Te recomendamos las catedrales de Lescar y Oloron. Están situadas a 40 min. (en coche) la una de la otra. Dos épocas arquitectónicas separadas por los paisajes dulces y verdes del Béarn, sus gaves y sus viñedos.
A lo largo de los siglos XI y XII, el Béarn reconstruyó las ciudades destruidas por los vikingos, como las de Lescar y Oloron-Sainte-Marie. Así comienza la lenta conquista del país hacia el poder y la riqueza. Es en esta época en la que se inicia la construcción de la catedral de Lescar, también llamada la Catedral de los Reyes de Navarra (declarado monumento histórico). En ese tiempo, la región aun está poco poblada y los monjes se instalan en los bosques, creando a su alrededor nuevos pueblos (Lucq-de-Béarn, Larreule, Sauvelade).
La catedral de Lescar, edificada en el siglo XII, es una obra maestra del románico del Béarn. Supone también una auténtica inmersión en la Edad Media, con sus capiteles esculpidos, sus escenas de caza en mosaicos, sin olvidar el famoso cazador morisco que la ha hecho célebre. En ella están enterrados los abuelos de Henri IV.
Posteriormente, el protestantismo será la religión defendida en Béarn y se aprecian en la catedral reafirmaciones del catolicismo que datan de la contrarreforma (pinturas del coro dedicadas a María y sillas del coro esculpidas del siglo XVII).
El botín de las Cruzadas
La construcción de la Catedral de Oloron-Sainte-Marie comenzó en el año 1102 gracias a los tesoros que trajo consigo el vizconde Gastón IV el Cruzado, que participó en las Cruzadas y en la Reconquista. Esta catedral está inscrita en el Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO dentro del bien cultural «Caminos de Santiago de Compostela en Francia». La catedral da testimonio del pasado episcopal de la ciudad. Su portada románica esculpida da por si sola renombre a esta iglesia. Es obra de dos maestros escultores del siglo XII. La catedral alberga un tesoro compuesto por un rico mobiliario, vestiduras sacerdotales utilizadas por los obispos de Oloron-Sainte-Marie, realizadas en seda, damasco y brocados de hilo de oro y plata, piezas de orfebrería y un extraordinario nacimiento, uno de los más hermosos de Francia. Dos catedrales, dos encuentros imprescindibles en el corazón de los viñedos del Béarn.
