Un país bajo el país
Las grutas de Bétharram se despliegan en cinco pisos en un recorrido de 2,8 km de longitud. Se visitan en tren, en barca sobre un lago subterráneo y a pie. Una auténtica aventura, una visita a la frontera subterránea entre los Pirineos Atlánticos y los Altos Pirineos.
Situadas a 15 km de Lourdes y a 30 km de Pau, las Grutas de Bétharram fueron descubiertas en 1819, pero no fue hasta 1900 cuando el artista y aventurero Léon Ross emprendió su acondicionamiento para facilitar el acceso y la visita.
Este hombre, lleno de recursos, hizo construir incluso una central eléctrica en el gave de Pau para iluminar el conjunto de las grutas.
Naturalmente, esta fuente de energía hidroeléctrica, una verdadera innovación, permitió modernizar (es decir dotar de energía eléctrica) una parte de la región.
En 1903, las grutas se abrieron finalmente al público. Se accede por una abertura natural lo que contribuye a la belleza de esta visita. A partir de entonces, el éxito de las grutas ha sido siempre incuestionable.
Una excursión de 2 km bajo tierra.
La visita dura alrededor de 1h20.
Al comienzo de la visita y durante 45 min, se suceden salas con nombres poéticos: el estanque de las Náyades, la sala de las lámparas, Juana de Arco, la columna gigante, el elefante, el claustro, el caos… A continuación, la sima: ¡ 80 metros de desnivel por una escalera de unos 250 peldaños !
Y allí, la navegación subterránea: una experiencia fascinante (y un poco inquietante para algunos). Finalmente, se vuelve en un trenecito. ¿ Quién habría dicho que se utilizarían tantos medios de transporte bajo tierra ? ¡ Un verdadero viaje ! Resulta una experiencia deliciosa emerger de las profundidades, sentir la suavidad del aire y el sol en la cara tras este periplo oscuro, frío y húmedo.
Un autobús os lleva hasta la entrada de las grutas donde habéis dejado el coche, a dos kilómetros de distancia.